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Capítulo II:
¿Qué vehículo debemos restaurar?
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Para
tomar una determinación en este sentido, debemos tomar en
cuenta variados factores. En primer lugar, tener en cuenta que no
todos los vehículos son “clásicos”, ya que
no sólo por el hecho de ser antiguos van a tener esta categoría.
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Si bien tendemos a creer que “todo lo antiguo fue mejor”,
no todo posee el carácter de inmortal. Los clásicos
o inmortales son aquellos que trascienden en el tiempo. Aquellos
que han marcado tendencias, épocas y estilos. Aquellos que
han innovado en su diseño o en el aspecto mecánico,
los que se han adelantado en el tiempo, esos son los comunmente
reconocidos como clásicos.
El tema es muy complejo, ya que también están en juego
los gustos de cada persona.
Por ejemplo, los convertibles y coupés son más buscados
y cotizados por los coleccionistas, pero hay también quienes
gustan de los sedanes de cuatro puertas.
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Un vehículo que perteneció a su padre o abuelo, o
que usted usó cuando jóven... o porque sencillamente
gusta de su forma. Este gusto o “cariño” puede
no tener ninguna relación con el valor del vehículo,
o con todo lo que invierta en él. Así, también
es válido conducir un vehículo cuyo valor es más
bien sentimental.
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