Siempre
ha sido motivo de discusión el tema de la originalidad
en el ámbito de la restauración. Algunos, los
conservadores, prefieren en un cien por ciento el estado de
originalidad, incluyendo colores, formas, telas y detalles que
para otros rayan hasta en el fanatismo. Para otras personas
en cambio, si bien el estado de originalidad es importante,
prima la funcionalidad y gusto personal. En el caso particular
de los motores ocurre lo mismo.
El rojo anaranjado de los motores Chevrolet, el azul de los Ford...
cada fabricante tiene un color que lo diferencia del resto. Y esto
no es sólo en lo que refiere a colores y cromo; sino también
en la distribución de las partes que componen en conjunto el
habitáculo del motor. Ocurre que los motores de automóviles
europeos son de colores sobrios y un espacio interior muy reducido.
Los coches americanos, en cambio, con tonos llamativos y un derroche
de espacio tal que al momento de realizar algún trabajo de
motor se agradece al fabricante por la comodidad.
En
esta ocasión expondremos algunos ejemplos para quienes
deseen dar a su clásico un poco de más realce
bajo el capó. En nuestro caso, hemos tenido la suerte
de restaurar variados automóviles, algunos conservando
su originalidad y otros aplicando la cosmética necesaria
para provocar una admiración especial al momento abrir
el capó.
Es importante, no obstante, conservar buen gusto, ya que puede dejarse
un motor digno de exhibición o bien digno ser cerrado con cadenas
y candados!. En lo personal, me agrada imprimirle a los motores cierta
pincelada de color y brillo, ya que creo que con sólo algunos
detalles puede hacerse mucho. Por ejemplo el habitáculo o cajón
donde va puesto el motor, por lo general es de un color negro semibrillo
u opaco. Por el mismo costo se puede colocar una pintura brillante,
ya sea poliuretano o acrílica, con una buena laca de terminación.
Es
increíble el resultado, ya que se aporta elegancia y
reflejos, por un lado, y por otro no se pueden esconder detalles
de imperfección del habitáculo.
De igual manera, el zincado de pernos y cañerías
que son detalles importantes y que muchas veces se pasan por
alto, tal como el color de los cables de bujías y hasta
la batería que pueden reforzar o complemetar las combinaciones
escogidas.
Hay dos puntos que quise dejar para el final: el cromo y la pintura
del motor. En primer lugar, el cromo puede ser un elemento decorativo
muy importante, pero si no se tiene cuidado con el equilibro cromo/color
podría incluso verse de mal gusto.
En el caso de la pintura para los motores, el color de cada una de
las marcas puede mejorarse usando pinturas de alta temperatura, pero
brillantes, incluso cambiando el color por otro de gusto del propietario
del coche. Obviamente conservando el equilibrio.
Podemos apreciar en estos motores algunos ejemplos para que cada uno
de ustedes puedan tomar como base para sus propios clásicos:
Los CADILLAC siempre fueron coches muy elegantes y sobrios, ahora
con el trabajo realizado pueden apreciarse de mejor forma las 390
pulgadas de este COUPE DE VILLE de 1960.
El rojo es un color que provoca, y en el caso del motor de 430 pulgadas
del BUICK WILDCAT 1968, sencillamente sobran las palabras.
El azul de los Ford sin lugar no es un color agresivo, pero al combinarlo
con otros detalles resulta bastante agradable, este es el caso del
V8 de 351 pulgadas de un MERCURY COUGAR.
El automóvil europeo siempre ha sido, como dijimos, muy sobrio.
Ocupando el negro y al gris aluminio, en la mayoría de los
casos.
Este ejemplo es decidor: Un V8 de 350 ci de un Chevrolet de la década
de los '70 que fue insertado en un JAGUAR XJ de 1970. El color de
los motores Chevy era rojo, pero este JAGUAR fue decorado con negro,
gris aluminio y cromo. Su resultado: un poderoso V8 con traje caballero.
Los Mercedes Benz (izquierda) también permanecen fieles a sus
colores, en un estilo refinado y sobrio. El motor del Chevy Bel-Air
1956, en cambio, combina rojo y cromo, y hasta su filtro de aire ha
pasado a ser un elemento decorativo.
De verdad las posibilidades son muy variadas. La gama de colores es
enorme y la forma de aplicarlo a un motor también. Si bien
es cierto que en gustos no hay nada escrito, recomiendo a los fanáticos
tuercas documentarse, ya sea en revistas americanas y/o europeas,
mal que mal ellos son los precursores del automovilismo. También
la asesoría de expertos es siempre muy valiosa.
El color es una fuerza maravillosa, si la estudiamos y utilizamos
con equilibrio, podemos hacer que su magia haga de nuestra joyita
una verdadera máquina de ensueño.
Artículo: Tomás Orellana C.
Diseño: Alejandro Rademacher G.
Los
motores expuestos corresponden a trabajos de Restauraciones
Orellana. Para comentarios o consultas sobre estos u otros
trabajos de restauración, comuníquese con Tomás
Orellana al Tel.: (56-2) 455.91.60
- Cel..(0).9533.65.75.